Los elfos que tenía al frente, eran dos chicas muy hermosas con cuerpos muy
bien proporcionados, ambas tienen piel morena y cabello largo negro y con ojos
rojos, con apariencia de adolescentes; como de catorce a quince años por lo
menos. “aunque siendo elfos, deduzco que su edad, no es lo que aparentan sus
cuerpos”. Pero fijándome en sus miradas, y el aura que emanan, me indican que no
me equivoque al juzgarlas. Ambas estaban con atuendo de espadachín, no veo que
puedan atacarme a distancia, ya que no tienen arcos y flechas, o que poseen
varitas o bastones mágicos, por lo que no se si usen magia, aunque nunca se
sabe.
empecé a refeccionar, ya que esta situación es algo confusa para mí, porque
sé cuáles son sus intenciones, y dado que me encuentro frente a dos guerreros
bien armados desnudo bañado en sangre, no me queda de
otra que hacer una apuesta muy arriesgada, pero dada las circunstancias en las
que me encuentro, no creo salir vivo si inicio un conflicto, pero viendo que
son mujeres y que tienen miradas de no saber mucho de la vida, intentaré
seducirlas…, (pensaran que esta reflexión es estúpida, pero a las mujeres se
les considera el sexo débil; no por ser menos inteligente o fuertes, sino
porque son fáciles de seducir), por lo que iniciare la apertura de la
conversación con la frase que siempre escuchaba, en uno de mis videojuegos
favoritos, y haciendo una reverencia europea, sin quitarles los ojos de encima,
les dije.
-esnúfalá, hermosas jovencitas élficas.
Ya que vi, que estaban a punto de empuñar sus espadas, pero ambas se
quedaron quietas de la impresión, debió ser algo que no esperaban, dada su
quietud y expresión de sorpresa, lo que me lleno de confianza por lo que
continúe.
-necesito ayuda en estos momentos, ya que me asaltaron y me encuentro
perdido, por lo que no sé qué hacer y sin mis cosas me siento indefenso. Mientras
procuraba tener una postura y mirada firme.
Pero en el momento en que una de ellas estaba a punto de responder, ciento
un mosquito, que se dirige a gran velocidad a mi dirección, a lo que reaccione
inmediatamente para atraparlo.
Pero quedé impresionado con lo que atrapó mi mano, ya que era una flecha, y
la dueña de la misma era una guerrera élfica, que apareció de la nada, disparándome
flecha tras flecha.
-¡Carajo! –grite, mientras evadí y bloquee un par de flechas con la que
atrape, pero dada la actitud que tenía contra mí, decidí retirarme de la zona a
toda prisa, en la que ella, empezó a gritarme
-¡sevig thû úan…!
-Mierda, mierda, mierda, –me dije, lo que trataba de evitar paso, y como no
tengo idea de cómo defenderme contra tres personas armadas, era inevitable una
persecución en mi contra.
Justo estaba empezando a creer, que mi suerte se había terminado, pero los
pasos que doy con este nuevo cuerpo, me están llenando de confianza, ya que las
elfas, aun no me dieron alcance y sobre todo, a pesar que estoy mirando hacia
el frente, sé muy bien su distribución que tienen para darme caza.
La elfa que empezó con mi persecución, se le ve en su mirada determinada,
que ha vivido más que las otras, aunque su apariencia me dice de que tiene
diecinueve a veinte años, y que su equipamiento es de asesina por lo que pensé
que debe ser experta en sigilo, por lo que no pude detectarla.
En fin, la asesina está yendo por delante de las otras, y ya que soy muy
rápido, no puede detenerse para dispararme con sus flechas, ya que si lo hace,
yo aprovecho para darle esquinazo entre los árboles, a lo que eso la obligaba a
continuar con la persecución, ya que las otras no parecen ser muy atléticas.
Entonces, dadas las circunstancias, decidí enfrentarme a la causante de mi
persecución, ya que dejó a sus compañeras atrás y si logró herirla para que ya
no pueda correr, la persecución contra mí se acabara, y si mi suerte es
tan aterradora como creo, las otras seguirán persiguiéndome y mi almuerzo de
esta noche será elfo oscuro.
-jejejejeje... ya está decidido - dije en voz baja.
E inmediatamente me escondí tras un árbol, usando la habilidad de la
serpiente en su modo sigilo, después de un rato de espera, la elfa no pensó que
la iba a interceptar, ya que vino a mí sin precaución cayendo así, en mi
zancadilla, a lo que la pobre, cayó como
una niñita, que está aprendiendo a correr.
Fue una escena muy tierna, pero en mi vida pasada, en una pelea de practica
que tuve con mi prima; que estaba aprendiendo artes marciales, con un
movimiento tramposo, la hice caerse de manera similar, y al dejarme llevar por
el momento, por poco pierdo mis bajos, (las mujeres siempre son de cuidado, y
más si están aprendiendo a golpear).
Entonces aprovechando el momento de verla indefensa en el suelo, fui donde
ella a patearla con toda violencia su abdomen, para así, evitar que se
levantara y me atacara con sus armas. De seguro están pensando, que soy un
marica, por golpear a una mujer, pero les diré que en la guerra donde pelean
mujeres; los caballeros son los primeros en morir...
Bueno, después de haberle dado cinco patadas en su abdomen, que estaba
protegido por un protector de cuero, (por lo que no tuve que medir mi fuerza)
inmediatamente le mordí uno de sus muslos, cerca de la parte de atrás de su
rodilla, para cerciorarme así, que no pueda correr, e inmediatamente continúe a
retirarme del lugar, ya que las otras elfas ya estaban cerca, pero, en el momento
en que me estaba alejando de ella, la herida la escuche decirme.
-aica umbar orcova!... mientras sentía que quería agarrar una de mis
piernas.
Por el rencor de sus palabras entre dientes, no creo que muera con las
patadas, ya que en la historia de mi mundo, los cuartos de tortura han
evolucionado gracias a las mujeres, y su gran capacidad de soportar el dolor, y
por ese factor, el ejército más terrible fueron las amazonas, por lo que fue
una gran hazaña de hércules, el de derrotar dicho ejército en la mitología
griega.
Bueno, volviendo al tema, parece ser que las elfas, son más prudentes de lo
que aparentaban, ya que detuvieron mi búsqueda, y se quedaron atendiendo a su
compañera, a lo que me lleva hacerme una pregunta.
-¿cómo carajos voy hacer para volver y encontrar mis cosas?
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