En la madrugada, ya con algo en la mente que había
decidido por los acontecimientos de ayer, baje a tierra y en la misma cabe un
pequeño hoyo, el cual volví a tapar con la misma tierra extraída, pero
cerciorándome de no incluir fragmentos de piedras, e inmediatamente, comencé a
golpear con mis puños, para así fortalecer mis nudillos (según los practicantes
de kung fu; los huesos de las manos se fortalece, si los fracturas
constantemente, y el método menos peligroso es, golpeando arena, después
procedes con madera, y por último un saco de pequeñas piedras de río).
Después de no sé cuántos golpes, busque a mi alrededor un
par de trozos de madera, cuyo diámetro no tenía que exceder el de mis brazos, y
amarrándolos a mi espalda, volvía a subir al árbol, para mi siguiente práctica,
la cual, consiste en abanicar los palos entre las ramas, (golpeando las gruesas
y esquivando las delgadas), mientras me movía entre ellas, dado de que soy
pequeño y me topé con un grupo semejante, por lo menos, mi cuerpo tiene que
estar preparado para moverse.
De seguro pensaran, que es una pérdida de tiempo, el
estar haciendo estos ejercicios improvisados, pero si lo comparamos a un
aprendiz de conducir con un conductor profesional, la diferencia entre ellos es
la “memoria del reflejo”, ya que cuando estás aprendiendo a conducir, pones
todos tus sentidos alerta, para recordar donde está el pedal del freno y el del
acelerador para no confundirlos, como también la ubicación de la palanca de
cambios y de qué orden se encuentran las diferentes velocidades de la misma,
sin contar el hecho de que tienes que estar mirando al frente y hacer toda la
ceremonia de encendido y manejo. En cambio el conductor profesional, realizó
todo lo explicado, mientras está a una velocidad media baja, (pero para ti es
excesiva), mientras te explica una receta de cocina, con todos sus detalles. Por
ende, el profesional comenzó como principiante, y dado que continuó practicando
en el interior del vehículo, y con el tiempo, incrementando la velocidad de su
vehículo gradualmente, lo cual, su perseverancia lo llevó a convertirse en un
profesional.
Es por eso que en las películas de terror, cuando las
víctimas, se encuentran ante el carnicero que lo va a matar, ellos se quedan
quietos, aunque su cerebro ordena al cuerpo que huya, el mismo no sabe cómo… En
fin, volviendo a lo de mi entrenamiento, termine de deslizarme de entre las
ramas, e inmediatamente, retome el entrenamiento kali, que practique en la cueva,
agregando defensa a mis movimientos. Ósea; hacia movimientos de ataque, y
después me defendía de los mismos.
Luego continúe con movimientos, con manos desnudas, e
intentaba imitar a los artistas marciales que miraba en las películas. Al
hacerlo, empecé a comprender que en verdad, los artistas marciales, son
estudiosos de los movimientos y los músculos del cuerpo humano, es por ese sentido
de sus movimientos extraños, ya que el cuerpo tiene más de 350 músculos, (y un
fisicoculturista ejercita unos cuantos los más notorios y vistosos). Pues se
siente por naturaleza de la misma, que todos los músculos de tu cuerpo se
empiezan a ejercitar y como también si lo combinas con la respiración, sientes
que tu cuerpo se relaja, y a la vez que se fortalece.
Al terminar, me dio mucha sed y hambre, entonces extraje
agua de las bromelias y baje del árbol, para olfatear, si hay algún alimento
para cazar, pero cuando caí al suelo, de entre las ramas de un pequeño arbusto,
me salto una serpiente, mordiéndome la rodilla.
Inmediatamente, atrape a la condenada serpiente de la
cabeza, la cual se enrollo en mi brazo, yo, al ver su figura y colores, con su
cola de cascabel, comprendí que mi racha se había acabado.
-mierda.
Después de haber pasado por tanto, aparece esta bendita
serpiente y me arruina el día con un simple mordisco, eso me cabreó tanto, que
sin pensarlo le mordí la cabeza y me la comí (cronch, cronch), luego saque mi
cuchillo y le hice un pequeño corte en la parte de la garganta, permitiéndome
sujetar así su pellejo, lo cual arranque de un tirón.
Procedí a comerme su cuerpo, y al terminar, noté que su
olor continuaba emanando del arbusto, e inmediatamente comencé a buscar, pero
lo que encontré, me dejó sorprendido, sentí vergüenza por mis infantiles
pensamientos, ya que en el arbusto había una raíz podrida y hueca, en cuyo
interior se encontraba el nido de la serpiente que ya me había comido.
Entonces junte mis manos, y pedí que trascendiera su alma
de la serpiente y sus crías a una existencia superior, agradecí a la tierra que
sostiene al bosque que me brinda la comida, al cielo por el oxígeno que aclara
mi mente, al sol por el calor que me brinda a mi cuerpo helado, y a la lluvia
que hidrata mi ser, y di un aplauso.
Después, procedí a comerme los huevos, los cuales ya
habían empezado a adquirir la forma de serpiente. Pensaran
que soy un monstruo despiadado, pero para mí lógica, ya que la madre está
muerta, estos huevos ya están echados a perder, y si no me los como yo se los
comerá otro, y como baje con el propósito de buscar alimentos, pues esta tarea
ya está cumplida, y ya que voy a morir por la mordida de la cascabel, pues
moriré con el estómago lleno.
Al comérmelos todos, empecé a notar que mis fuerzas, se
estaban incrementando y que mis instintos de caza se habían agudizado, puesto
que al sentir la ligera brisa del bosque, esta, me llego con una serie de
información que me dejó impresionado, comencé
a sentir las amenazas potenciales que me rodean, pero no tengo que preocuparme,
ya que me encuentro fuera de su alcance, como también de las potenciales presas
para cazar, de las cuales, una, está a unos pasos cerca de mí.
Entonces, me apoyé en mis cuatro miembros, y pegando mí
pecho a la tierra, comencé a avanzar hacia mi presa, y al tenerlo a la vista,
confirme lo que mis instintos me decían a gritos. Conejo, lo que tenía
enfrente, era un conejo, un conejo que se estaba alimentando de unas hierbas
silvestres.
No se dio cuenta de mi presencia y avance para tenerlo al
alcance, pero, el prudente conejo levantó la vista a mi dirección, por
desgracia para él animal, la flora del bosque y el viento estaba a mi favor, impidieron
que el pobre se diera cuenta de mi presencia, por lo cual, en el momento cuando
el conejo volteo para continuar con sus alimentos, yo salte hacia él, con una
precisión que el conejo no se había dado cuenta que ya se encontraba en mi
boca.
Todo esto causó una gran impresión en mí, cavile,
reflexionando mis acciones instintivas; sobre cómo me acerque evitando pisar
las ramas secas que delataran mi posición, de cómo me detuve y me quedé quieto
como una roca cuando el conejo comenzó a revisar a su entorno, y de cómo salte
sobre el conejo cuando este se sintió seguro. Entonces
note que los latidos del corazón del conejo se había detenido, lo solté y
revise al animal, y vi que empezó a botar espuma por la boca como si estuviera
envenenado, (puesto que no se dé un ataque cardíaco, que te hace botar espuma
por la boca), por ende, con los
acontecimientos confirmé mis sospechas, ya que al comerme al puma; adquirí su
conocimiento y fuerza, lo mismo con los monos, ahora que me comí la serpiente y
sus huevos, ya no siento el veneno, tengo sus conocimientos de caza, y mi
saliva es ahora venenosa.
Por ende, tengo la habilidad de absorber las habilidades
de los seres que me como, entonces, si me como a animales con extraordinarias
habilidades, me volveré aún más extraordinario.
Se dibujó una enorme sonrisa en mi rostro, una sonrisa
que nunca pensé que daría a este mundo, pero mire al conejo y me quede quieto
meditando por un momento, le di el habitual canto de respeto y agradecimiento,
lo despelleje, comí su carne, y procedí con mi viaje.
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