jueves, 17 de noviembre de 2016

Supay 18 parte

Respondí sin pensar, ya que le di mi apodo de videojugador. Pero no importa, además, tengo entendido de que hay hechizos que dependen de tu nombre verdadero para doblegar tu mente y cuerpo, por lo que no tengo porque hacerme problemas por ello. Pero ella interrumpió mis pensamientos con una pregunta.

--¿Supay?

-¿hay problema?

--no, para nada.

Entonces, para continuar con la conversación y saciar mis curiosidades, comencé a hacerle preguntas sencillas para poder entrar en confianza y así hacer que aflojara la lengua, por lo que le dije.

-y tú, ¿cómo te llamas?

--¿yo?, yo me llamo Mina.

-tu eres un kobold, ¿no?

--si.

-entonces, ¿puedo preguntarte algo?

--¿qué es? -haciéndome una mirada de intriga, por lo que le dije.

-¿cuál es la diferencia entre kobold y los demiumanos?

--¿es en serio?

-perdona mi ignorancia pero, ¿no me puedes decir?

A lo que ella abrió los ojos en admiración y poniéndose un poco roja, agacho la cabeza de vergüenza para evitar mi mirada y me contestó con nerviosismo.

--este, no, he, digo que, quiero decir, que si te puedo decir, mmm… veras la diferencia es, como debería decirlo, es como diferenciar entre humanos y los hobbit y enanos, como también los orcos de los goblins o los altos elfos de los duendes y hadas. Por lo que un kobold es una raza más pequeña que los demiumanos.

-ya veo, entonces ¿no eres una niña?

--no, ya tengo dieciséis años.

¿Dieciséis, y ya es un adulto?

-aaaa, ya veo… y que le paso a tu cola.

Y ante la pregunta, ella comenzó a temblar y me preocupe un poco. Pero ella levantó la mirada hacia mí y con ira en sus ojos ella me dijo.

--¡fui víctima de las injusticias de este mundo de mierda!

-¿injusticias? -haciendo un enorme esfuerzo para mantener la cara seria y no partirme de la risa, por escuchar la palabra justicia. Ya que quiero saber más de ella y de este mundo, a lo que continúe escuchando su historia.

--en mi aldea, no, mi pueblo se formó hace quinientos años, gracias a una gran guerra que tuvimos con los enanos oscuros, los cuales decidieron acabar con nuestra raza para invadir nuestro territorio en las montañas. Pero bajo la guía de los cuatro héroes, que unió a las diferentes razas de kobold. Formaron así una alianza con la cual hicimos retroceder a los enanos oscuros y ganarnos su respeto como también el respeto de los orcos y las otras especies. Aunque los kobold vivían en las montañas, se expandieron y establecieron el reino en el pilar que está cerca a las montañas, ya que los monstruos más peligrosos no se acercan a las mismas.

-espera, ¿estos monolitos tiene la capacidad de repeler a los monstruos fuertes, hay bestias más peligrosas en este bosque?

--si, y ellos se encuentran en la zona norte este de esta zona.

Pero el súcubo entró en esta zona, espera, ella dijo los monstruos más fuertes y el súcubo no es tan poderosa, además ella no me atacó, ya que fui yo el que percibí su presencia y la ataque, para evitar problemas con la kobold, luego le pregunté.

-entonces, ¿este de aquí vendría a ser el tercer pilar?

--si, por lo que ya hace veinte años que se estableció una aldea en el segundo pilar, que es de donde nací y crecí. Pero, a pesar de que ganamos nuestro respeto con la guerra, el comercio ya se había convertido en la columna principal de mi gente. Por lo que dejaron los barracones a un lado y comenzaron a contratar a mercenarios, y solo a los kobold guerreros con talento, son a los que más prestan atención, por lo que el resto son desechados como basura, los cuales tenemos que adaptarnos en otras labores para poder sobrevivir.

-¿adaptarnos?

--si, pertenezco a un clan de kobold guerreros pero, gracias a mi falta de talento y al cumplir mi mayoría de edad. Fui echada de mi casa para valerme por mi misma, ya que como hembra, no acepte contraer matrimonio.

-mmm…

-No me importo nada hasta ese momento de mis circunstancias, pero ese cerdo pervertido (mi pretendiente) se obsesiono conmigo e intento llegar a extremos por lo que lo castigue por su atrevimiento, sin saber que ese sería el comienzo de mi infierno. Me denunciaron por robo e intento de asesinato, por ende, perdí mis derechos como kobold, por lo que me cortaron mi cola como estigma de mis pecados y fui desterrada. Pero ese cerdo me volvió atacar en el bosque, pero esta vez con sus mercenarios, los cuales, a pesar de que luche con todas mis fuerzas, se veía que ellos solo jugaron conmigo por lo que mi cuerpo quedo muy lastimado, todo por el propósito de doblegarme. Pero gracias a un ataque de una criatura del bosque, pude escapar, por lo que fue donde me encontraste.

La kobold se quedó callada y entonces comencé a notar, que brotaban lágrimas de sus ojos. No eran esas lágrimas que vi en muchas mujeres de faltos de carácter y madurez, eran lágrimas de impotencia y frustración ante la cruda realidad del mundo real. Ese tipo de lágrimas las conozco muy bien.

-entonces, ¿eres un sin hogar ni rumbo? -mientras ponía de manera muy disimulada una de mis dagas de piedra en mi boca y mi fiel puñal en la parte posterior, sujetándola a la cintura del pantalón, y enseguida le serví un poco de agua, pero en ese momento, fuimos rodeados por tres sujetos, los cuales eran un par de orcos y un pequeño cerdo. Los orcos, uno de piel marrón y el otro de piel verde, vestían armaduras simples de cuero, los cuales, uno portaba una ballesta que apuntada hacia mí y el otro solo contaba con una espada, el cual se posicionó cerca de ella, y el pequeño cerdito de piel rosada vestía ropa elegante, por lo que deduzco que es el empleador de esos dos.

--tú, como me encontraste. -dijo ella con un tono lleno de ira.

-[jajajajajajaja… no subestimes a la gente que empleo. -dijo el pequeño cerdito con mucha arrogancia.

Mientras miraba como conversaban, deduje que el cerdo pervertido es el sujeto que acaba de aparecer con sus secuaces. Aunque me sorprendió de que literalmente se refiera a un cerdo, pero observando a los dos orcos, veo que el de la espada está atento a la kobold, y el de la ballesta no me quita los ojos de encima. Por lo que, si no me muevo ahora creo que las cosas podrían empeorar aún más.

Dado que no me dijo nada de la daga de piedra que está en mi boca, me moví para que perciba mi cuchillo de mi cintura, por lo que el orco me dijo.

-¡no te muevas y despréndete de es…!

El plan funciono, ya que no percibió el nuevo producto que cree gracias a un frasco de magnesio que encontré, por lo que, como un ninja arroje la pequeña bolsita hecha de hojas al suelo, produciendo un flash tan intenso que dejó ciegos a todos a mi alrededor, y en ese momento de confusión, le arroje mi daga de piedra al de la ballesta, hiriéndole en la pierna  y con mi cuchillo le di en el pecho al de la espada. Luego proseguí a coger al gordito presumido ya que cambie la balanza a mi favor.

Pero cuando cargue al cerdito por el cuello, ya les había pasado el efecto del flash, y de las sombras salió un tercer guerrero el cual ya había sentido junto con los tres aquí presentes, pero su presencia desapareció tan rápido, que pensé que lo había imaginado. Pero, por la experiencia con las elfas nocturnas, mi ataque al cerdo fue para provocar que salga, abrasándome por detrás para liberar a su empleador, y con una daga señalándome en la garganta me hizo retroceder. Por lo que tuve que soltar a puerquito, el cual al caer rápidamente se volteo y a verme y cerciorarse en las circunstancias en la que estaba, por lo que sonrió y parecía que quería decir algo. Pero no tenía tiempo para saber que era.

Con mis dos manos sujete el puño y la muñeca de mi captor, e inmediatamente ejecute una de las técnicas de kali, que fue la que más me impresionó y la que encendió mi interés en la misma cuando mi amigo me la enseño.


La cual consiste en: ya teniendo bien sujeto el puño y la muñeca de la mano que sujeta el cuchillo, me incline adelante y flexione mis rodillas, para que con mi peso jalar al sujeto hacia abajo y evitando que su puñal toque mi cuello. E inmediatamente estiré mi pierna que posicione en la parte posterior, del lado del brazo que estaba sujetando firmemente, por lo que moví el peso de mi torso hacia la pierna ya mencionada, logrando así, posicionarme en la parte de atrás del sujeto. E inmediatamente, con el cuchillo sujetado fuertemente por la mano de su dueño, apuñale violentamente en sus riñones, librándome y eliminando así a mi captor.

Porky al ver a su as muriendo, a pesar de su ataque sorpresa del mismo, comenzó a ponerse pálido ante mi presencia, pero el espadachín, a pesar de tener el puñal clavado en el pecho, cogió a la kobold y grito.


-¡no te muevas, o la mataré!

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