-jajajajajajaja… bien, bien, lo has hecho bien Bronco, lo hiciste mejor que
tu compañero el cual, parece que ya está muerto. Ahora bien, ¿qué harás orco
azul? jejejejeje… -decía muy arrogante el cerdito. pero, ni me molesté en
siquiera mirarlo, por lo que le pregunte al espadachín.
-perdona, ¿podrías repetirlo?
-¡qué te pasa!, ¿eres imbécil o algo así? ¡Te dije bien claro, que la
mataría si no te quedas quieto! -me contestó enérgicamente el espadachín orco,
a lo que le conteste.
-sí, creo que tienes razón en señalarme de imbécil, ¿ya que no entiendo la
razón de amenazarme de destruir tu propio escudo que te protege de mí? ya que
si no reconoces que soy más fuerte que tú, no te estarías escondiendo detrás de
una hembra, ¿Verdad?
-¡no me ignores, o le ordenare a Bronco que mate a la hembra! -gritó el
cerdito, muy molesto, pero seguí mirando al orco espadachín con cara de duda, a
lo que el desconcertado respondió.
-esta, esta hembra es importante para ti, por lo que no querrás que la mate
por tu imprudencia ¿no es verdad?
--no le hagas caso, no importa lo que me pase, no dejes que ellos se salgan
con la suya. -grito la hembra Mina. Y me fije en su mirada de que estaba
decidida, pero fue golpeada por el orco espadachín mientras le gritaba.
-cállate mierda.
Por lo que dije.
-entiendo. – y agache la cabeza, a lo que el cerdo y el orco espadachín
comenzaron a sonreír, pero continúe.
-te daré dos opciones espadachín orco, si dejas ir a la hembra, te prometo
que te matare rápido y sin dolor, pero si la matas. Yo te mataré de la manera
más lenta y dolorosa que puedas imaginar, y como ejemplo de cómo podría ser,
usare a ese cerdito.
-¿que? -dijo el orco sorprendido.
-este. -dijo el cerdito al caer en la cuenta, de que se encontraba aún en
mi rango de ataque. Y al ver mi determinación en mis intenciones, por lo que
intento correr para ponerse en resguardo de su subordinado, pero una puñalada
en la pierna evitó que pudiera dar dos pasos. Por lo que cayó al suelo dando
alaridos de dolor, a lo que el orco espadachín grito.
-¡quieto, o la mataré de verdad! –y yo le respondí rápidamente.
-y después de matarla, ¿Qué aras…?
-…
-pues, si no sabes, espera un momento por favor, ya que tienes que ver como
morirás cuando la mates.
Y cogiendo una piedra, aplaste la pesuña del cerdito, de la pierna que no
estaba herida, por lo que sus gritos comenzaron a resonar por todo el bosque.
Continúe golpeando sus extremidades hasta que dejó de gritar, por lo que
deduzco que se debía por lo hinchado y morado que se encontraban las mismas, por
lo que tuve que cambiar mi tortura.
Creo que el orco gritaba algo, pero yo no escuchaba, ya que estaba
concentrado en que el gordito gritara con súplica y desesperación, y con la
espada que tome de su subordinado ninja, apuñale uno de sus hombros, a lo que
el cerdito cambio sus gritó de quejas y amenazas diciendo.
-¡HAAAAAAAAA, ya entiendo, ya no sigas, ya entiendo, por favor ya no sigas!
-¿que? -pregunté con algo de curiosidad.
-¡HAAA, aaaay, ya entiendo, tú eres el jefe! por favor, ya no me lastimes
más. -el cerdito llorando, por lo que le conteste.
-lo ciento, pero al ejemplo no tiene derechos en este asunto. -por lo que
le di una vuelta a la espada, y el gordito comenzó a gritar.
-¡HAAAAAAAAAA, espera! espera, yo, soy un ser muy poderoso, puedo
concederte cualquier cosa que me pidas.
-¿es en serio?
-s, s, si, pídeme lo que quieras.
-muy bien, quiero ser inmortal -le conteste muy ilusionado.
-no, no, no puedo concederte eso.
-¿qué?, mmm… entonces quiero ser dueño del mundo. -conteste
-no, tampoco puedo concederte eso.
-entonces, el conocimiento absoluto. -conteste ya desilusionado.
-no, ¿no puedes pedirme un deseo más normal?
-¿a qué te refieres?
-yo tengo oro, tengo veinte baúles llenos de oro y cinco de platino, te los
daré, te los daré todos, pero por favor, ya no sigas y déjame ir.
-mmm… muy bien, tenemos un trato. -y luego le estiré la mano con la palma
hacia arriba. Al ver esto el cerdito, me miro y me dijo.
-tienes que estar bromeando, no puedo extenderte la mano, tienes que
cargarme hasta mi casa donde me curaran y te podré entregar el oro.
-¿queee…, no lo tienes aquí para dármelo ahora mismo? -le contesté un poco
molesto, a lo que respondió algo alterado.
-¡cómo crees que voy a cargar tremenda cantidad, eso es imposible!
-no no no no no, tu eres el imposible ya que ofreces una cantidad que no
cargas para hacer un trato. -respondí al gordito mientras levantaba la piedra
con lo que lo andaba golpeando, a lo que él gritó con suplica.
-¡NOOoo…, espera, espera, la bolsa que tengo en mi cintura, en ella cargó
con oro y platino, lo llevo para casos de emergencia como esta.
-aaa… entonces, ¿en vez de ofrecerme el oro de tu bolsa, me ofreces el de
tu casa, para que puedas matarme con los refuerzos que allí te esperan, no? -le
dije mientras desprendía la bolsa de su cintura. A lo que él respondió muy
alteradamente.
-¡no, no, te juro que iba a dar todas mis riquezas, te lo juro, te lo juro!
A lo que yo, sin prestarle mucha atención, comencé a abrir la bolsa para
verificar su contenido, y al ver de que tenía monedas de oro y de platino, lo
mire y le dije.
-veo que eres un ser, que puede fácilmente conseguir oro y platino, por lo
que noto que esta bolsa es el fruto de tu arduo trabajo.
-¿qué, que, que vas a hacer? -dijo al leer en mi rostro mis intenciones.
Y acercando la bolsa de oro en su cara, le dije.
-demuéstrame cómo es que tu esfuerzo en tu oro, te salvará la vida ahora. -mientras
le vaciaba la bolsa en su cara, a lo que obviamente, cayeron algunas monedas en
su boca, por lo que se atoraron en su garganta, empezando a ahogarlo, por lo
que, su cuerpo comenzó a convulsionar y sus ojos empezaron a sobresalir e
inyectarse en sangre por la falta de oxígeno, a lo que su piel se empezó a
teñir de rojo y, luego de un largo rato de agonía murió.
Y de repente, el sonido del bosque me hizo recordar de que tenía
espectadores, ya que estaba reflexionando de como gastaba todo mi tiempo en
buscar la manera de conseguir dinero para poder divertirme y ser feliz. Pero
era una búsqueda de nunca acabar, por lo que termine como el, convirtiéndome en
una simple victima para los depredadores. Y, me acerqué al cadáver, retire la
espada de su hombro, y mirando directamente en los ojos al orco espadachín le
dije.
-¡tu tiempo de decidir, se a cabo!
Y me arroje sobre el orco espadachín, al cual, soltó a la hembra y su
espada rápidamente y poniendo sus manos al frente, mostrándome las palmas de
las mismas, me gritó.
-¡espee…
Pero la espada ya había atravesado su pecho, y sin quitarle los ojos de
encima, removí la espada y le pregunté.
-¿sientes algo, sientes dolor alguno?
Pero el orco miró su pecho el cual no dejaba de sangrar y luego me miró, y
dijo.
-yi, yi, yo no, yo no quería morir…
Y se derrumbó en el suelo, mirando hacia el cielo, hasta que el brillo de
sus ojos se apagó.
-yo tampoco, por lo que no me quise arriesgar. -dije cuando note que ya
había muerto. Y, luego de verificar mí entorno, gire y mire fijamente a Mina, y
pregunte.
-Y tú Mina, ¿que piensas hacer ahora?